miércoles, 6 de octubre de 2010

Starship Troopers: Una mirada irónica al futuro y al pasado


En el futuro un gobierno militar dividirá a la sociedad entre civiles y ciudadanos. Para poder disfrutar del estatus de ciudadano y así poder entrar en política o el derecho a votar, toda persona deberá pasar por un período de 2 años de servicio militar. Johny Ricco, un joven popular de Buenos Aires se alista en el servicio de infantería y veremos junto a él su entrenamiento, el inicio de una guerra contra un planeta habitado por insectos y el transcurso de la misma. 



Tras el fiasco crítico y comercial que supuso la infravalorada Showgirls, el director neozelandés Paul Verhoeven volvió a la ciencia ficción tras sus espléndidas Robocop y Desafío Total. Starship Troopers se basa en una novela publicada por Robert A. Heinlein en 1959. La novela gozó de gran éxito, siendo traducida a decenas de idiomas por todo el mundo y ganando, incluso, el prestigioso premio Hugo en 1960. Desde el principio, la novela fue criticada duramente por su contenido pro-fascista, racista y militarista que lavaba el cerebro de los miles de adolescentes que la leían. Con la segunda guerra mundial aún reciente, muchos veían similitudes entre el régimen de Hitler y la sociedad que plantea la novela. El libro narra en primera persona las experiencias de John Ricco durante su periplo militar pero, a diferencia del film, el libro contenía numerosas reflexiones de su protagonista acerca del sufragio, la virtud civil, las necesidades de la guerra y la pena capital, así como de la delincuencia juvenil. El problema era que todas esas reflexiones se hacían desde un punto de vista bastante radical.

Paul Verhoeven simplemente toma el título, la idea, y algunas situaciones para construir su film (cosa que enojó enormemente a R.A. Heinlein que llegó a proponer que le cambiasen el título por el de El cabeza de clase se va a la guerra). De hecho, el propio Verhoeven reconoce que ni siquiera leyó la novela puesto que le aburrió soberanamente e, incluso, muchos de los técnicos que trabajan en el film desconocían la existencia de la misma. La película sigue a Johny Ricco durante todo su período de aprendizaje en el campamento militar para luego entrar en el fragor de la guerra contra el planeta de los arácnidos, Klendathu. Pero el filme de Paul Verhoeven no sigue la misma estructura de la novela, porque si en ésta el único punto de vista era el de Johny Ricco, el film también nos muestra la evolución en la flota aérea de la novia del protagonista, Carmen Ibáñez. No solo en ese punto difiere del original literario, también en aquél se nos describía a los soldados de infantería como acorazados humanos con armamento propio, mientras que en el film de 1997, por razones de presupuesto, sus uniformes son bastante más simples. Además, dos de los personajes más importantes del film difieren de sus equivalentes en letra impresa, Dizzy Flores resulta ser aquí una chica mientras que el libro era un chico y Raszack no es el profesor de Ricco, sino que lo era Mr. Dubois (desaparecido en el film). Por otro lado, el espíritu de la novela sigue intacto en la adaptación que llevó a cabo Verhoeven.
A simple vista, Starship Troopers puede parecer una simple película de ciencia ficción con malos actores y buenos efectos especiales. La simplicidad de la que hace gala el argumento puede resultar incluso molesta y la unidimensionalidad de los personajes frustrante. Para muchos, Starship Troopers, es una mala película de ciencia ficción, pero es porque no saben ver bajo su superficie. El autor de un film tan complejo como Desafío Total no puede tomar la decisión de realizar un film de éste modo sin ningún motivo y ese motivo no es más que el de realizar una inmensa parodia. En primer lugar, Starship Troopers debe considerarse un film bélico antes que un film de ciencia ficción. La camaradería entre soldados, las incursiones de la flota como si fuesen grandes buques destructores, los ataque de los insectos voladores… Bajo este prisma, Paul Verhoeven no hace más que hiperbolizarlo todo y con ello conseguir que tanto los personajes como las situaciones sean lo más radicales posibles. Con ello realiza una inmensa crítica no sólo a los estamentos militares, sino también a la propaganda ejercida tanto durante la segunda guerra mundial, como durante Vietnam. Muy acertados resultan los insertos publicitarios en la película en los que nos permite profundizar más en esa sociedad imaginada por Heinlein hace 49 años, a la vez que se hacen homenajes/críticas a los documentales propagandísticos de Frank Capra (en EEUU) o Leni Rieffenstal (Alemania), o se ironiza sobre la televisión sensacionalista (por ejemplo, cuando anuncian la ejecución, o se muestran las imágenes de cientos de miles de cadáveres impunemente).
La película comienza mostrándonos a Johny Ricco en su instituto poco antes de graduarse. Allí comprobamos como la sociedad está compuesta por jóvenes de cuerpos atléticos y guapos y ya desde la infancia se les empieza a inculcar la idea de que hay que ser ciudadano para prosperar. Los jóvenes parecen desahogarse con un deporte similar al rugby, aunque más violento y espectacular. Las relaciones entre ellos parecen sacadas de cualquier teleserie tipo Melrose Place y ninguno de ellos parece pasar hambre en casa. Hasta ahí la primera parte de la película. Una vez Johny ingresa en el campamento militar, el filme sigue los patrones clásicos del instructor excesivamente severo, los compañeros a los que se protegerá hasta la muerte, la rivalidad con otro por ser el mejor e, incluso, el accidente que medio traumatiza al protagonista (aunque no demasiado). La historia de Carmen Ibáñez se distingue de la de Ricco en que incluye un pequeño flirteo con un antiguo compañero de instituto que resulta ser su instructor de vuelo, además ella piensa que Ricco muere pero no es así. Ricco sigue vivo y, es más, tiene incluso un pequeño affaire con otra compañera de instituto. Paul Verhoeven incluye todos los tópicos posibles para construir su genial película. Cualquiera puede darse cuenta que todo lo que ve en pantalla ha sido usado en otras muchas películas desde los clásicos bélicos de John Ford (que también eran bastante pro-militaristas) o Pearl Harbour (que a pesar de ser posterior, tanto su argumento como su historia de amor son bastante paralelas entre sí).
Pero Paul Verhoeven no se queda en el mero uso de los tópicos y la ironización de una sociedad militarizada. La sociedad de Starship Troopers es una sociedad violenta, reprimida en esencia, pero que explota en cuanto se declara la guerra. No hay diálogo, la guerra es la solución. El director neozelandés no escatima medios en mostrarnos con toda crudeza numerosos cadáveres, amputaciones y desangramientos. Es desconcertante la cantidad de personajes que fallecen de forma más que sangrienta a lo largo del film, pero más desconcertante aún es que, a lo largo de la película, te termines insensibilizando de la cantidad de sangre que exhibe el film. Verhoeven consigue con este recurso que, en cierto modo nos sintamos como los personajes del film, seres sin sentimientos que no son conscientes realmente de la situación.
El plantel de actores es inmejorable, teniendo en cuenta las intenciones de su director. Un Casper Van Diem para un carismático Johny Ricco que soporta el peso de la mayor parte del film. Una, por entonces desconocida, Denise Richards que junto a Dina Meyer ponían el contrapunto amoroso a la película, aunque hay que destacar la aparición de Michael Ironside (famoso, sobretodo, por la serie V) como el profesor y teniente Raszack. Todos ellos lo hacen genial o faltal, según se mire, pero no hay duda de que su actuación es la más conveniente teniendo en cuenta el objetivo del director, mostrarnos una sociedad artificial, insensible y manipulada por el gobierno militar. El resto del plantel de actores se compone por caras jóvenes y guapas conocidas de series de Tv y comedias de adolescentes.
La banda sonora a cargo del, ya desaparecido, genial compositor Basil Poledouris es poderosa y se adapta poderosamente a las imágenes. Combinando marchas militares junto a música orquestal al más puro estilo John Williams, su música se aprecia sobre todo en los tensos momentos que se viven a bordo de las naves espaciales ante el bombardeo de bichos.
Las labores técnicas de efectos especiales y sonido son merecedoras de Oscar. Aún a día de hoy, tras 13años, los insectos generados por ordenador son perfectamente creíbles y el despliegue y variedad de los mismos, apabullante. La película contiene escenas de masas con miles de arácnidos, explosiones enormes, escarabajos gigantes que interactúan casi a la perfección con los actores y explosiones de naves espaciales escalofriantes. El equipo técnico realizó una excelente labor con ésta película así como el de fotografía, con unos paisajes desérticos y una iluminación que ambientan perfectamente el film.
Paul Verhoeven compone una excepcional película bélica que ya se ha convertido en clásico de culto y a la que la crítica empieza a reconocer como debe. Su autor vuelve a componer un sensacional largometraje que puede ser leído en multitud de capas. En la capa exterior Starship Troopers no es más que un entretenido, vigoroso y técnicamente perfecto film de guerras en el futuro; pero para el espectador que sea capaz de ver mucho más adentro, encontrará una gigantesca burla al militarismo que muestra como se usa a unos jóvenes descerebrados como carne de cañón.
El film ha contado con dos secuelas directas al DVD con una calidad y unos medios infinitamente inferiores a los del film original así como de una serie de animación 3D llamada Recios: Las crónicas de Starship Troopers. También surgió junto a la película un cómic que narraba los mismos acontecimientos del film, así como una colección de figuritas de rol.

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