lunes, 30 de marzo de 2009

Mis escenas preferidas: C azafantasmas

Ahora que se anuncia una tercera entrega de los Cazafantasmas con el reparto original -con toda seguridad será más graciosa, puesto que los 3 están mucho más gordos y les costará más correr detrás de los espectros, con lo que todo quedará más patético y divertido (que tontería acabo de soltar)- quiero recordar una escena mítica de la primera parte. Cuando a uno le dicen que tiene que mantener la mente en blanco no puede evitar pensar en algo, aunque sea en una estupidez como la mascota de una marca de bollitos y eso es lo que sucede en esta escena en la que el señor del mal se convierte en el Stay Puff de los bollitos Mashmallows.


viernes, 13 de marzo de 2009

Watchmen

Antes de nada quiero aclarar que el cómic original de Alan Moore y Dave Gibbons es una auténtica OBRA MAESTRA y que ni de lejos el film puede acercársele. Aún así ha quedado algo bastante digno y que es una gran selección de momentos esenciales de la novela gráfica en la que a través de gruesas pinceladas conocemos la historia del segundo grupo de justicieros de Nueva York.

El film transcurre en unos años 80 en los que Nixon sigue gobernando por tercera vez consecutiva en los EEUU y el estallido de un holocausto nuclear está a punto de suceder. Un cadáver aparece en una calle, es el Comediante, un antiguo justiciero –los justicieros estaban prohibidos desde que la policía se declarase en huelga debido a la especie de intrusismo laboral que estos hacían-. Rorschach, otro justiciero que se niega a abandonar su condición como tal, empieza a investigar las causas de la muerte de El Comediante y para ello tendrá que reencontrarse con sus antiguos compañeros.

Claramente el punto fuerte de la historia original y, por tanto, de esta película es su guión. Puede parecer que no, pero es de una complejidad tremenda puesto que trata de abarcar el pasado de todos los personajes, realizar un fresco de la ucrónica sociedad americana de los ochenta e indagar en la psique y sentimientos de unos héroes sin poderes, salvo el Dr. Manhattan y más complejos que nunca. En el cómic uno podía sentarse relajado y leer cada día uno o dos capítulos de las 12 entregas con las que cuenta la serie. En el cine todo viene seguido, sin tiempo a respirar y meditar sobre lo que vemos en pantalla. Cada entrega ahondaba de forma especial en un personaje en concreto, en el film de Snyder se centra particularmente en tratar de desarrollar al oscuro y atormentado –en realidad todos están atormentados, pero este personaje especialmente- Rorschach y al Dr. Manhattan. Son los únicos personajes de los cuales se muestra algo relevante de su pasado y se pueden entender las motivaciones de por qué hacen lo que hacen. El resto, Laurie Holden, Ozymandias y el Búho Nocturno quedan bastante desdibujados respecto a sus homónimos en papel. Sin embargo, el personaje del desaparecido Comediante posee tanta fuerza que en unos cuantos flashbacks consigue erigirse en uno de los personajes con más calado de la cinta. El principal problema con el que se encuentra la cinta es con su irregular ritmo, que se limita a calcar viñeta por viñeta los primeros números de Watchmen en los que se detalla un poco a los personajes del Dr. Manhattan Rorshach y El Comediante para luego centrarse en desarrollar una trama que queda algo desangelada tras los numerosos flashbacks de la primera mitad. Aún así, el guión respeta claramente los grandes aciertos del original e incluso subsana un final que podría haber quedado muy absurdo en el cine. Pero el hecho de ceñirse a dos horas y cuarto de metraje hace que toda la complejidad del cómic se vea condensada y, como dije antes, se corre el peligro de que no se consiga captar todo lo que se pretende transmitir. A colación de esto viene el hecho de que haya numerosos momentos de gran impacto y perfectamente ejecutados que podrían ser fácilmente momentos cumbres del film aunque haya muchos pero, debido a la acumulación de estos, pierden la efectividad que tenían al leerse de forma más pausada en el cómic. No quiero entrar en el hecho de que si hay tramas que se han obviado como la de “El relato del navío negro”, la de las dos lesbianas que discuten o una mayor profundización en el pasado de los Minutemen. Esas partes vendrán desarrolladas en un documental y un film animado que saldrán a la venta en Mayo en Dvd y, aún así, son perfectamente prescindibles de la trama original sin por ello quitarle importancia al hecho de que son dos grandes narraciones dentro del cómic.

En el apartado actoral la cosa raya flojita puesto que el único que me convence es Jackie Earle Hayley como Rorschach y eso que se tira casi todo el metraje con la excepcional máscara de tintas fluctuantes. El resto realiza unas interpretaciones bastante estándard, aunque considero desastrosa la encarnación de Ozymandias por parte de Mathew Goode que parece más bien un niñito pijo educado en Yale con aires de grandeza que el hombre más inteligente del mundo.

Los efectos especiales rayan a una altura envidiable que junto al diseño de producción logran hacer que el mundo dibujado por Dave Gibbons en 1986 sea trasladado con una fidelidad del 99% a la gran pantalla. Quizá el Dr. Manhattan pece en alguna que otra ocasión de parecer un muñeco, pero eso queda disimulado por su carajo colgante que centrará la atención del espectador en más de una ocasión evitando así que se fije en los defectos en el movimiento de los labios y la expresividad del personaje –que digo yo que, no es por puritanismo, pero si se le hubiese puesto el calzón azul que luce en el cómic tampoco nadie se iba a escandalizar, que todo el mundo ha andado en bolas en su casa pero en Marte o en La Antártida ya me parece exagerar-.

Zack Snyder logra llevar con extrema fidelidad el cómic pero resulta que no es capaz de imprimirle ni un atisbo de personalidad propia más allá de su referente en papel. Snyder se limita a trasladar los mismos encuadres de las viñetas y no hay ningún momento en que se note la mano de un director detrás de esta película al limitarse a trasladarlo todo de un medio a otro. Por otra parte, las escenas a cámara lenta que tan bien resultaban en 300, fallan en esta puesto que, unido al altisisimo nivel de violencia, resultan pesadas y desagradables por el excesivo uso que se hace de las mismas.

Quizá como película no funcione pero lo que es innegable es que los personajes de Alan Moore cobran vida en la gran pantalla de la mano de un Zack Snyder excesivamente respetuoso y poco arriesgado. En las retinas de los expectadores quedaran grabadas las imágenes de la gota de sangre cayendo sobre la chapa, los excepcionales créditos dónde se repasa la historia de los Minutemen –el grupo de héroes anterior a los Watchmen- hasta situarse en el momento dónde arranca el film, la narración del accidente de Jon Osterman antes de convertirse en el Dr. Manhattan, los flashbacks que muestran al Comediante, el palacio de cristal en Marte y el final. Partiendo de una historia tan fabulosa y siendo tan fiel a la misma no se podía fallar y, si bien siempre se puede pedir algo más de personalidad en la direc ción y el montaje, una mayor simplificación de la historia o un mejor desarrollo de la misma, lo que es innegable es que los Watchmen han cobrado vida en cine de una manera efectiva de la mano de Zack Snyder

jueves, 12 de marzo de 2009

Creditos iniciales de Watchmen

Sin duda de los mejores crédtos iniciales que he visto nunca. Un perfecto resúmen de lo que ocurrió en los años previos a lo que sucede en el film. Una ucronía perfectamente explicada a ritmo de Bob Dylan



miércoles, 11 de marzo de 2009

Clint Eastwood: La experiencia hace al maestro



En una entrevista publicada en el Magazine de “El Mundo” declaraba que el era como un dinosaurio, una especie de director que no existe hoy en día. Tiene razón puesto que junto con Sídney Lumet (Tarde de Perros, Antes de que el Diablo sepa que has muerto) es de los pocos directores clásicos que hay hoy día. Aunque si bien este Californiano, que ha pasado de ser una de las principales estrellas que se declaraban republicanas a considerarse como un libertario, roza ya los 80 años de edad con una vitalidad envidiable –y promete seguir hasta la muerte, como los héroes que interpretó en muchas de sus películas- y es más conocido por el público por su carrera como actor, es obligado aclarar que tras la cámara es dónde ha obtenido los mayores elogios críticos y dónde declara sentirse más a gusto.

Como muchos de los actores de Hollywood, empezó desempeñando los más diversos trabajos (albañil, pianista, bombero forestal, limpia piscinas, obrero del metal…), pero durante el servicio militar cuando conoció a dos compañeros que consiguieron convencerle para que tomasen clases de interpretación. Uno de ellos, David Jansen consiguió la fama momentánea al obtener un papel en la serie “El Fugitivo”, Martin Milner metió cabeza entre el reparto de “La vida de Ritley” mientras que Clint empezó a conocerse por otra serie en la que permaneció 6 años, “Rawhide” -y que, valga como anécdota, los Blues Brothers entonaron la sintonía de la misma en la famosa escena del concierto en el bar country-.

Sus primeros papeles en la gran pantalla habían llegado de la mano de la serie B. El primero fue la continuación de aquel clásico del cine de terror como fue “La Criatura del Lago Negro” que se tituló en inglés “Revenge of the creature” (1953) de Jack Arnold, que volvería a contratarle en su siguiente film, “Tarántula” (1955). Pero el verdadero éxito y reconocimiento en el cine tuvo que venirle desde Italia. Cuando James Coburn rechazó el papel principal de un film que se titulaba "Magnificent Stranger", Clint Eastwood fue el siguiente en la lista para protagonizar una película del oeste –género en el que ya tenía experiencia gracias a la ya mencionada “Rawhide”- en la que incluso llegó a participar en la escritura del guión que contaba una historia similar a la de otro film mítico, “Yojimbo” de Akira Kurosawa. El film se rodó en el desierto de Tabernas, en Almería, su director fue Sergio Leone y terminó titulándose “Por un puñado de dólares”(1964). A esta película siguieron otros dos westerns rodados en el mismo sitio y por el mismo director que se convertirían en obras referenciales del género, nos referimos a “La muerte tenía un precio”(1965) y “El bueno, el feo y el malo”(1966) que junto con “Por un puñado de dólares” conforman la llamada Trilogía del dólar.

Gracias a Leone, Clint Eastwood se convirtió en toda una celberidad en Hollywood y pasó a codearse con estrellas de la talla de Richard Burton, Lee Marvin, Shirley MacLaine, Telly Savalas o Donald Sutherland en sus films. Su imagen de tipo duro caló profundamente en la audiencia y la siguió explotando en films como “Los violentos de Kelly”(1970) o “El desafío de las Águilas”(1969). En 1968 creó la Malpaso productions, la productora que de desde entonces se encarga de producir sus películas.

En 1971 se le presenta el guión de una película que acabaría convirtiéndose en una saga de cinco títulos y daría a Clint Eastwood el que sin duda es su personaje más recordado junto al vaquero sin nombre de la Trilogía del Dólar. “Harry el Sucio” de Don Siegel se convirtió en un éxito total, presentando a un policía de métodos expeditivos que odiaba todo el hipismo de la época que se vivía en San Francisco y perseguía incansablemente a un asesino que asolaba la ciudad, Scorpio. Las entregas sucesivas siguieron contando con el favor del público –una de ellas, Impacto súbito, fue dirigida por el propio Eastwood- aunque la calidad es desigual entre unos títulos y otros. En aquel mismo año, Clint Eastwood debutó como director con “Escalofrío en la noche”, tanto le gustó la experiencia que a partir de entonces empezó a concederle más importancia a su labor como director que a la de actor, sobretodo a partir de finales de los años ochenta, cuando su cine empezó a ser tomado más en serio por parte de la crítica gracias a su espléndida “Bird”.

Sin duda, Clint Eastwood es un artista completo que dirige, protagoniza y compone la música de sus películas. Como director ha realizado hasta el momento cerca de 30 películas, casi todas ellas con una calidad bastante encomiable y contando con grandes actores que luchan por aparecer en sus películas. Destacan sobretodo “El sargento de hierro” (1986), “Bird”(1988), “Cazador blanco, corazón negro”(1990), “Sin Perdón”(1992), “Los puentes de Madison” (1995), “Mystic River” (2003) y “Million Dollar Baby” (2005).

Ha sido candidato a numerosos premios en numerosas ocasiones habiendo recibido tres Globos de oro al mejor director por “Bird”, “Sin Perdón” y “Million Dollar Baby” y dos Óscars en la misma categoría por “Sin Perdón” y “Million Dollar Baby”.

Ahora estrena, tan solo dos meses y medio después de la excepcional “El Intercambio”, Gran Torino. Un film en el que parece regresar de algún modo al papel de tipo duro que le dio la fama, sólo que ahora ese tipo duro tiene 80 años y ha de resignarse a vivir en un barrio lleno de coreanos cuando medio siglo antes había estado luchando contra ellos en la guerra de corea. Sin duda un excepcional paralelismo con la vida del propio Clint que sigue luchando hasta el final por realizar lo que más le gusta, buen cine de una forma clásica, aún cuando los efectos digitales y los montajes epilépticos invaden cada vez más nuestras pantallas.

Gran Torino es la despedida como actor de Clint Eastwood, sin duda un broche de oro para su carrera interpretativa, pero promete seguir al pie del cañón tras la cámara y para el año que viene ya tiene planeado estrenar “The Human Factor” con Morgan Freeman y Matt Damon, y en la que se narrará la vida de Nelson Mandela.



lunes, 9 de marzo de 2009

VAREKAI


"Dondequiera que", esa es la tradución del título de la gran obra del Cirque du Soleil que lleva más de un mes exhibiéndose en Sevilla.

Soy un tipo bastante excéptico respecto a los circos. He visto demasiadas cosas y ya poco me impresiona pero lo que puede vivir ayer no tiene parangón. Sin duda esto es ARTE, dónde las capacidades humanas, la iluminación, la vestimenta, el riessgo el maquillaje y la música confluye para dar al espectador una experiencia sin igual.

Al principio me encontraba algo frío. Imaginaba que aquel lugar iba a ser mucho más ostentoso cuando me encontré con una simple carpa azul (no demasiado grande) y un pequeño escenario central con una enorme cantidad de tubos dorados en el fondo. Pero de repente empezaron a surgir criaturas de entre esos tubos que simulaban un bosque y un ángel cayó del cielo. Es Ícaro y recorrerá los mundos del aire, la tierra, el agua y el fuego buscando sus alas. A partir de ahí los límites de flexibilidad y coordinación que pensaba que tenía el cuerpo humano se rompieron totalmente a lo largo de un espectáculo en el que no parecía que hubiese humanos en el escenario, sino criaturas con una columna vertebral hecha de cartílagos en lugar de duro hueso. Hay momentos en los que la androginia de los artistas puede hacer que el homoerotismo tenga lugar, pero da igual, por mucho que alguien pueda tener la mente cerrada, la belleza de lo que acontece le atrapará y solo verá cuerpos perfectos y gráciles suspendiéndose en el aire de forma etérea.

Pero lo que más me sorprendió, por inesperado, fueron un par de números cómicos excepcionales en el que un mago con una torpe, y para nada atractiva, ayudante deleitaban al público con sus desastrosos trucos y otro en el que un cantante engominado hasta la médula ha de seguir el foco de luz por todos los rincones del circo.

En fin, podría ser mucho más explícito y podría relatar número por número todo lo que se realiza bajo esa mágica carpa. Pero en ningún momento mis palabras podrían hacer justicia al que sin duda es el MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO.