Las redes sociales. Quién nos diría hace diez o, incluso, cinco años que nosotros mismos colgaríamos nuestra propia vida en Internet y la pondríamos al alcance de todo el mundo. Nuestras vivencias, nuestros viajes, nuestras amistades, todo está al alcance de un clic de ratón. Pero, al margen de los problemas éticos respecto a la privacidad que se plantean, aquí se está poniendo de manifiesto un tema mucho más relacionado con lo económico. Si se tiene acceso a algo que ya viene dado de manera gratuita y masiva ¿quién va a pagar por lo mismo? Los famosos también comparten su vida en Internet y los paparazzis cada vez se las ven más negras para encontrar una exclusiva que vender que ya no haya sido publicada por los propios protagonistas en Twitter, Facebook o cualquier otra red social.
Antes de nada, quiero dejar claro que la profesión de paparazzi siempre me ha parecido totalmente parasitaria. Eso de andar persiguiendo a personas mientras ejercen su vida fuera de la esfera pública nunca ha sido algo atractivo para mi. Uno de los elementos principales que alimentan esa prensa rosa (no confundir con la prensa del corazón o de sociedad que, aunque hoy es difícil verla, respeta mucho más la integridad de sus protagonistas) que no es más que una expansión del cotilleo de patio de toda la vida. Así es amigos, somos seres cotillas y el Sálvame no hace más que seguir la fórmula de pan para el pueblo.
Hoy mismo, en esta acalorada tarde de agosto, zapeando por las cadenas generalista ha llamado mi atención un programa de Cuatro llamado "¿Qué quieres que te diga?". En él se hablaba de la separación de Guti y su ya ex-pareja. Pero con lo que me quedé fue con el hecho de que Guti había anunciado su ruptura mediante Twitter y eso había provocado que los paparazzi que habían captado instantáneas que demostraban eso, perdiesen los miles de euros que se habrían embolsado por su trabajo.
No es la primera vez que pasa, Shakira y Piqué se hartan de publicar imágenes de sus vacaciones, de sus escarceos amorosos. Shakira y Piqué se encuentran en todas partes, en todos los medios y ya no interesan apenas a los paparazzi. Casi todo lo que vemos de ellos es en actos públicos o en lugares dónde apenas costaría trabajo verlos. Apenas dan la oportunidad de hacer exclusivas puesto que ellos mismos ya las conceden a través de sus respectivos twitters y facebooks. Una importante porción de su vida privada ya ha pasado a ser de dominio público provocando que sencillamente no merezca la pena arriesgarse a seguirles para no obtener nada nuevo. Pero no es el único caso, Cristiano Ronaldo, los Beckam, Carolina Cerezuela y Luis Moyá también comparten su vida en Internet provocando que los paparazzi les dejen mucho más tranquilos. El propio Diego Arrabal, paparazzi en activo desde el año 87, comentaba en un reportaje en el "Diario Vasco" que por las fotos que hizo el verano pasado y este mismo verano a Casillas y a Sara Carbonero durante sus vacaciones le pagaron una abultada cifra de cinco dígitos mientras que si la pareja hubiese sido de esas que publican su vida en Internet, tal cifra no alcanzarían ni los 4000 euros (cantidad por la que la mayoría de paparazzis de raza no están dispuestos a trabajar).
Obviamente, en el panorama rosa español aún sigue habiendo una inmensa mayoría de famosos que son presa codiciada de los objetivos. Sin ir más lejos, este verano y tras su reciente anuncio de boda, la Duquesa de Alba se postula como el trofeo más preciado por aquellos que viven de capturar instantáneas. Tampoco faltarán, entrando en un área de la prensa rosa aún más absurda, aquellos que sencillamente busquen capturar algún momento bochornoso como hacen en esas revistas ahora tan de moda que hacen monográficos sobre famosas con celulitis o famosos haciendo prospecciones petrolíferas nasales.
Aún así, el mundo no deja de evolucionar, y resulta interesante como cada vez las redes sociales están más presentes en estos medios. Se han convertido en una de las principales fuentes de información de las que nutrirse y ya hasta en los informativos se habla de lo que twittean algunos de los protagonistas de las noticias. Si, como he dicho, los protagonistas son los que proporcionan la información pero, ¿a qué precio? una reducción drástica en muchos casos de su privacidad y, aunque no nos demos cuenta de eso, una reducción drástica de la objetividad al no contrastarse lo que cuentan, porque si se hace, otro twit habrá saltado a la palestra y el anterior caerá en el olvido.
Estamos cambiando nuestros hábitos, cada vez la tecnología nos permite estar conectados con más gente y saber lo que hacen en cualquier momento. Compartir se convierte en una necesidad y nos miramos por el número de "me gustas" que han puesto en nuestro último estado y la cantidad de amigos que tenemos en las redes sociales. Pero no hay que olvidar que hay un mundo que, aunque más duro, es más real y satisfactorio, el mundo real. Puede estarse conectado y con los pies en el suelo.
4 comentarios:
Muy bueno, me ha encantado!
Muchas gracias. Comentarios así animan a uno a seguir escribiendo.
Me ha gustado mucho lo que has escrito, y es una situación que pienso desde hace mucho tiempo. El uso de las redes sociales es un arma de doble filo. Por un lado es cierto que algunas personas de interés noticiario se perfilan con declaraciones y opiniones u ofrecen algún dato relevante que muchas veces supera la inmediatez que por ejemplo tiene la radio, ya que es el propio protagonista el que lo cuenta. Desde el punto de vista informativo creo que esa es la única ventaja que se le puede encontrar. No obstante, yo veo quizás más incovenientes, es precoupante que los medios de comunicación se fijen en la redes sociales como fuentes de información, sin levantar antes un teléfono para profundizar y contratar la supuesta noticia. ¿acaso se puede contar muchas cosas en 140 caráceteres? No olvidemos que son los propios "twiteros" o "facebookeros" (no se como llamarlos) los que buscan cautivar a sus seguidores con un titular sensual que no deje a nadie indiferente, de esos que nos encontramos en los periódicos más sensacionalistas y que más que informar, desinforman.
como bien indicas en el artículo, las comunidades virtuales se convierten en los principales peligros de aquellos paparazzis que se mueven como buitres en la selva para que buscar un pedazo de carne. Yo ya no iría al hecho de los propios "famosos" o "casposos" que tú bien comentas. El uso de las redes sociales nos entrena para ser consumidores de carne amarilla, sin importarnos nada, ¿acaso nadie navengando por facebook acabado en el perfil del amigo del amigo del amigo del amigo del amigo de una persona que conoció en una fiesta y que aunque se ven por la calle y ni se saludan, sí que son amigos en internet? y es que si por un lado entrenamos a supercotillas que actúan en la clandestinidad (aquí no nos dice una revista o programa a quien tenemos que cotillear, lo hacemos nosotros) también queremos destacar; queremos ser el "más twitero" de tu ciudad ¿acaso a alguien le importa el tamaño de lo que hayas expulsado en el WC? o ¿con tal de ser el que más visitas o comentarios tiene vale todo? ¿acaso nos hace mejor? aquí no nos miden por lo estudios, o acciones que hagamos, lo hacen por las visitas, fotos, y amigos, algo superficial como contar algo en 140 carácteres y que un medio de comunicación lo saque hasta en sus informativos.
La aparcición de las redes sociales es el mejor invento de los últimos tiempo, la cuestión es usarla de una manera correcta. El 80% del tiempo que los internautas están en la red lo hacen en las redes sociales. Esta es una vía directa para que el propio medio mande un mensaje al consumidor incluso para captarlo. Pero ¿que pasa cuando es el propio medio de comunicación es el que acude al mismo? ¿están cambiando las reglas del juego? o acaso ya nos olvidamos de lo que somos, de donde venimos, y nos seducimos por la superficialidad de la cosa al estilo de...yo de eso paso...........Pues yo no paso
Bien Jose, me has dejado directamente otro artículo. Pero muy bueno. Muchas gracias
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