sábado, 11 de julio de 2009

Crítica: Brüno


Sacha Baron Cohen intenta volver escandalizar a medio mundo después de Borat. Ésta vez hará de un excesivamente deshinibido y excéntrico periodista de moda austríaco homosexual para poner de manifiesto los prejuicios de la sociedad norteamericana acerca del mundo gay.

Lo primero que hay que tener claro a la hora de ver un filme como Brüno es que no hay que buscar ningún asomo de guión. La película no es más que una sucesión de situaciones supuestamente grabadas con cámara oculta. Aún así, la endeble historia de la película podría sintetizarse en la búsqueda de la fama en EEUU por parte de Brüno, después de que fuese despedido de su programa de moda en Austria.

Básicamente es la misma idea de Borat, sólo que cambiando a un kazajstaní con ideas arcaicas, homófobas y machistas por un homosexual vicioso y con un dudoso sentido de la moda. Incluso Brüno tiene a un acompañante al igual que Borat en su película.

El meollo de la película está en sus escenas, grabadas con cámara oculta (dicen). Sacha Baron Cohen hace gala de una tremenda capacidad para meterse en el personaje de Brüno. Llegas a conocerlo y a preveer sus acciones, pero eso no es suficiente para evitar que la mayoría de gags resulten repetitivos y huelan a “ya visto”. Aún así, Brüno hace gala de varios momentos hilarantes en los que es difícil no esbozar una sonrisa. Eso sí, la meta de la película es escandalizar a todo el mundo antes que mostrar la postura de una sociedad (la americana) respecto a un tema (la homosexualidad). La vía de la polémica es su principal arma de cara a la taquilla y, en ese sentido, Brüno no es tan polémica como promete.

Por último me gustaría señalar el hecho de que, aunque se asegure que la película ha sido graba en cámara oculta, gran parte de las situaciones parecen actuadas. Ignoro si será por lo hilarante del momento o por el doblaje que nos tenemos que tragar en España y que, francamente, afecta enormemente a la percepción que tendrá el espectador respecto a la película. Suena como si doblasen cualquier programa de videos de primera, es decir, suena falso.

Brüno contentará a aquellos que compartan el sentido del humor de Sacha Baron Cohen. Ya no cuenta con el factor sorpresa que sí tuvo Borat y es posible que a aquellos que hayan visto la primera, gran parte del metraje de Brüno les parezca muy similar al de las andanzas del reportero de Kazajstán.

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