martes, 17 de noviembre de 2009

Crónica del 6º Festival de Cine Europeo de Sevilla


Sevilla extendió el pasado viernes 6 su propia alfombra roja para dar la bienvenida a las primeras estrellas que asistieron a la sexta edición del festival de cine europeo. Un festival que este año ha tenido una sensación agridulce. Por un lado la categoría de las estrellas, el número de proyecciones y el presupuesto se notaban que era más alto. Por otro, ninguna película de la sección oficial ha conseguido calar hondo en los espectadores, siendo las mejores simplemente buenas y habiendo una cantidad considerable de películas de una calidad insuficiente para un festival de cine de esta categoría.

El festival dio comienzo súbitamente un día antes de lo previsto con el pase de prensa de la película que tendría el honor de inaugurar el festival, Triage de Denis Tanovic. Un film que podía haber aspirado a más, pero en la que una segunda mitad demasiado errante y deslavazada consiguen evitar que haya sido, posiblemente, la mejor película presentada en la sección oficial de esta edición. Pero precisamente esta película fue la que puso la mayor nota de glamur del festival puesto que está protagonizada por Colin Farrell, Paz Vega y el gran Christopher Lee que estuvieron en la rueda de prensa más concurrida de toda la semana y asistieron a la gala de inauguración del festival, en la que también se pudo ver a un extremadamente delgado y arrugado John Hurt –que al día siguiente sería homenajeado y daría a conocer las nominaciones a los premios EFA de este año- y un simpatiquísimo Ben Kingsley –que recogería el giraldillo de oro en honor a toda su carrera-.


El sábado amaneció con el pase de prensa de 44 Inch Chest, de Malcolm Venville, y con el de Fish Tank, de Andrea Arnold. La primera resulta una simpática película acerca de un grupo de amigos que deciden secuestrar al amante de la mujer de uno de ellos. Con un reparto de campanillas con unos excelentes Ray Winstone, John Hurt, Michael Wilkinson e Ian McShane a la cabeza, la película contiene muchos momentos divertidísimos, lástima que la historia no diese para 90 minutos de metraje y al final todo se vuelva demasiado repetitiva y cansina. La segunda es la típica película independiente acerca de una adolescente atormentada por el mundo y que ha ganado muchos premios en festivales de corte independiente. En la película hay varios momentos acertados, pero no son suficientes para compensar una trama predecible y una duración extremadamente larga para un producto de estas características. Por la noche tuvo lugar la gala británica, ya que este año el país invitado al festival ha sido Reino Unido que ha contado con su propia sección en la que, por cierto, se han podido ver películas mucho mejores que en la sección oficial.


El domingo se presentó a la prensa la película turca Men on the Bridge, de Asil Ozge y en la que se cuentan varias historias con el eje central del puente que une Europa y Asia en Estambúl. Una película que parece un reportaje cualquiera de callejeros retratando las miserias y lujos de distintos personajes a una orilla y otra del Bósforo. Por la tarde hubo la oportunidad de ver la flamante película ganadora del festival de Cannes 2009, La Cinta Blanca, de Michael Haneke, un film con sabor clásico en un principio pero que no olvida su autoría. Y es que el Sr. Haneke divide a público y crítica como casi nadie más lo consigue presentando una perturbadora historia acerca de la violencia que se vive en un pequeño pueblo alemán en los años de la Primera Guerra Mundial. Como en todos los films del director, el espectador deberá sacar sus propias conclusiones acerca de lo que ha visto. Un film que crea opiniones muy encontradas -lo que siempre es de agradecer y más teniendo en cuenta la indiferencia que provocan la mayoría de películas que se proyectan en la sección oficial.


Lourdes, la que se alzará con el giraldillo de oro de esta edición del festival, fue la gran película que se proyectó el lunes. Una reflexión acerca de la fe a través de la historia de una mujer inválida que se cura tras asistir al santuario de Lourdes. Al lado de Lourdes, Tobruk, la otra película que se proyectó hoy no es más que un film más que añadir a los muchos que hay que tratan sobre la Segunda Guerra Mundial. Por la tarde la sesión extraordinaria de 50 Hombres Muertos, protagonizada por Ben Kingsley Jim Sturgess, abarrotó la sala con una fallida historia acerca de un infiltrado londinense en las filas de Ira que consiguió salvar cinco decenas de vidas. Por la noche, tuve ocasión de asistir a la película más divertida y mordaz de todas las que se han proyectado en este festival, In the Loop, de Armando Iannucci. Dentro de la sección británica y compitiendo también en la sección oficial, In the loop es una sátira acerca del mundo de la política y la popularidad con unos excelentes James Gandolfini y Steve Coogan. Pero, sin duda la mejor película del día –y, para un servidor, de las mejores que se han podido ver en esta edición del festival- ha sido The be all and end all, de Bruce Webb, una tierna historia acerca de un joven de 15 años al que le detectan una enfermedad coronaria que le llevará a la muerte y que lo único que desea es no morir virgen, por lo que su fiel amigo hará todo lo posible para cumplir su último deseo. Una historia conmovedora que se ganó merecidamente el aplauso de todos los asistentes y que ha pasado desapercibida injustamente en este festival, mereciendo estar en la sección oficial y alzarse con algún giraldillo.

El martes comenzó con la proyección para la prensa de La joven de las naranjas, una película que se definiría como una historia sobre la búsqueda del amor y sobre la vida y la muerte. Un film extremadamente corto –apenas hora y cuarto con créditos incluidos-, rodado entre Noruega y Sevilla que dejó indiferentes a la mayoría de los asistentes al igual que la segunda película proyectada la mañana del martes, Jaffa. Una historia acerca de una familia palestina y sus historias que no interesan a nadie. Es curioso comprobar cómo las mayores alegrías para el público provienen de otras secciones que no son la oficial y en este caso, pude corroborarlo tras la visión del espléndido e indignante –indignante por lo que cuenta, no por el documental en sí- documental Let´s make Money, de Erwin Wagenhofer. Una patada en la boca y, sobretodo, en la cartera del espectador para que se dé cuenta de lo que hacen los bancos con su dinero y de cómo realmente no vivimos una globalización, sino un proteccionismo por parte de EEUU y Europa que está acabando con los recursos y la economía del resto de países. Sin duda, un documental de obligada visión.

El miércoles tuvo lugar la rueda de prensa de Partir, de la que extrañamente Sergi López , su protagonista, ya había concedido una pequeña rueda de prensa el viernes, 4 días antes del pase de prensa. Partir es una tierna historia de amor entre una mujer madura casada y con hijos y un albañil encargado de las obras de su casa. Un film agradable que, sin embargo no consigue colmar las expectativas creadas al principio y que termina convirtiéndose en una cinta totalmente predecible. Eso sí, Kristin Scott Thomas y Sergi López hacen una pareja fantástica. Después de Partir se presentó Transmission, una fantasía húngara acerca de un mundo en el cual las transmisiones han dejado de funcionar. No hay tele, no hay radio, no hay Internet. Una fábula interesante sobre la incomunicación y la dependencia de los medios para comunicarnos que se alzaría con el premio del público al final del festival.

When Heaven Falls narra una dura historia de violación e incesto basada en hechos reales demasiado fuerte para un pase de prensa alas 9 de la mañana. Afortunadamente, se trata de una película excelente aunque en lo formal tenga varios errores de dirección debidos, sin duda, a la inexperiencia de su responsable, la danesa Manyar I. Parwani. Aún así, una de las mejores películas del festival y más si la comparamos con la segunda película proyectada en la mañana del jueves, She, A Chinese. She, A Chinese es una pretenciosa película que narra las vicisitudes de una joven China que sueña con llegar a Londres. Poco creíble, lenta y, lo que es peor, la protagonista no consigue que el espectador empatice con ella a pesar de las muchas desgracias que le suceden. Sencillamente cae mal y el personaje arrastra a la película al olvido rápidamente.

La última jornada de festival para la prensa comienza con la ganadora del giraldillo de plata, Nada Personal, para continuar con la inefable Pepperminta y la aburrida The Last Pulcinella. La primera es una correcta historia de dos personas totalmente diferentes que se encuentran y, a pesar de acordar no tener nada personal entre ellos, no podrán evitar que surja cierta atracción entre ellos. La segunda es un delirante experimento de una videoartista que trata de convertirse en una especie de Amelie extremo y provocador pero que no es capaz de ocultar la más absoluta falta de significado y sentido –además es desagradable, no hay ningún personaje que caiga bien y está rodada como si todo el equipo se hubiese tomado mucho mucho mucho LSD en el rodaje-. La tercera es una predecible historia acerca de un actor que trata de levantar, junto a su hijo, una obra de teatro de Rosellini. El viernes volvió a correr el glamour por la alfombra roja con el homenaje a Fernando Trueba, desfilando grandes figuras del panorama actoral español como Antonio Resines o Loles Leon. La película que se proyectó durante el homenaje fue la seleccionada por España para los Oscars, El Baile de la Victoria, una historia complaciente con el espectador, agradable pero que no aporta nada nuevo al espectador.

Finalmente, el sábado 14 concluyó la sexta edición del Festival Europeo de Cine de Sevilla con la entrega de premios en la gala de clausura y dejando un sabor algo amargo entre el público, que ansía proyectos más arriesgados, diferentes de los típicos dramones y comedietas independientes que plagan todos los años este festival. Esperemos que la séptima edición nos traiga un cine diferente, pero sin olvidarse de que sea buen cine.

1 comentario:

Juan Blanco dijo...

Quillo, enhorabuena. Me he quedado maravillado con la crónica. Tanto, que le he puesto fotos y me la he llevado a la portada. Échale un ojo en la web.

Enhorabuena, y a ver si nos tomamos unas cuantas birras, cojones, que no hay hueco libre que deba ser perdonado. ¡Un abrazo!