miércoles, 23 de diciembre de 2009

Avatar



James Cameron lo ha conseguido. Avatar es el mayor espectáculo que cualquiera puede ver en la gran pantalla en mucho tiempo. Dejad atrás todos los prejuicios, porque para ver Avatar uno no tiene más que abandonarse a la belleza y el poder de sus imágenes.

Jack Sully es un marine inválido que se somete al proyecto Avatar, por el cual podrá controlar una réplica de un Na’vi. Los Na’vi son una raza de alienígenas que viven en armonía con la naturaleza salvaje del planeta Pandora. Desgraciadamente su asentamiento se encuentra justo encima del mayor yacimiento de un mineral valiosísimo que es codiciado por los humanos. La misión de Sully será obtener la confianza de los Na’vi y conseguir que abandonen el lugar, pero terminará descubriendo que tiene más en común con ellos que con los de su propia especie.

La historia es de lo más sencillo. No hay que darle más vueltas. Es como si viésemos una versión intergaláctica de Pocahontas o Bailando con lobos en la que el protagonista se tuviese que disfrazar de nativo americano para poder acercarse y entablar contacto, en este caso el protagonista Jack Sully toma el cuerpo de un Na’vi –lo que me recordó a una película reciente, aunque muy inferior a esta, Los sustitutos, mientras que muchos se empecinarán en referenciar a Matrix-. Está claro que el desarrollo es previsible y que todo se podría haber contado en la mitad de tiempo, pero entonces no estaríamos ante un film así de épico. James Cameron nos da lo que queremos después de habernos mostrado todo un mundo nuevo con todo lujos de detalles–en realidad dos mundos, porque la nave espacial humana también nos resulta extraña-. Gasta más de la mitad del metraje en contarnos como Jack Sully se sumerge en la cultura Na’vi y vemos con todo detalle el mundo de Pandora . Muchos dirán que eso solo lo hace James Cameron para vender una nueva tecnología pero...¿acaso Tolkien o, incluso, Galdós no dedicaban decenas y decenas de páginas a describirnos un mundo real o imaginario que nos situase perfectamente en una historia, que en realidad si se mira bien es de lo más simple y que podía ser contada en un tercio de páginas y con menos personajes?

James Cameron rueda enérgicamente, amparado por una tecnología que no podrá ser igualada por otras producciones hasta dentro de unos años y saca todo el jugo posible al mundo de Pandora. Sólo hay que echar un vistazo a su filmografía precedente para percatarse que este señor es de los que dirigen con fuerza y no se andan con tonterías. Sus planos están cargados de fuerza y belleza a la vez que son elegantes y nunca dejan de impresionar. Rueda lo íntimo sin dejar de lado lo grandioso y viceversa. Y el culmen de todo esto es la media hora final que hará que los reposabrazos de muchos cines sean arrancados. Sencillamente la batalla más espectacular desde la de El retorno del rey.

Los actores cumplen su labor rayando a gran altura e, incluso, sus homólogos Na’vi creados por ordenador con la emotion capture consiguen que nos olvidemos del buen puñado de píxeles que los componen y veamos en ellos a una criatura. Salvo en algunas expresiones aisladas, se ha conseguido transmitir fielmente la expresividad de los actores reales, pudiendo uno apreciar la excelente labor de Zoe Saldana como Neytiri.

En fin, Avatar es más que una película, es una experiencia. James Cameron consigue que te revulevas en tu butaca y vivas lo mismo que los personajes. Hacía tiempo que no vivía eso en un cine, la capacidad de asombrarme no sólo por la tecnología usada, no sólo por la historia, no sólo por la acción, sino por haber visto un mundo nuevo.

1 comentario:

odena dijo...

sorprendida por tu critica sobre AVATAR, yo opino lo mismo! AVATAR ES UNA DE LAS MEJORES PELICULAS QUE HE VISTO ME ENCANTA!!!