"Dondequiera que", esa es la tradución del título de la gran obra del Cirque du Soleil que lleva más de un mes exhibiéndose en Sevilla.
Soy un tipo bastante excéptico respecto a los circos. He visto demasiadas cosas y ya poco me impresiona pero lo que puede vivir ayer no tiene parangón. Sin duda esto es ARTE, dónde las capacidades humanas, la iluminación, la vestimenta, el riessgo el maquillaje y la música confluye para dar al espectador una experiencia sin igual.
Al principio me encontraba algo frío. Imaginaba que aquel lugar iba a ser mucho más ostentoso cuando me encontré con una simple carpa azul (no demasiado grande) y un pequeño escenario central con una enorme cantidad de tubos dorados en el fondo. Pero de repente empezaron a surgir criaturas de entre esos tubos que simulaban un bosque y un ángel cayó del cielo. Es Ícaro y recorrerá los mundos del aire, la tierra, el agua y el fuego buscando sus alas. A partir de ahí los límites de flexibilidad y coordinación que pensaba que tenía el cuerpo humano se rompieron totalmente a lo largo de un espectáculo en el que no parecía que hubiese humanos en el escenario, sino criaturas con una columna vertebral hecha de cartílagos en lugar de duro hueso. Hay momentos en los que la androginia de los artistas puede hacer que el homoerotismo tenga lugar, pero da igual, por mucho que alguien pueda tener la mente cerrada, la belleza de lo que acontece le atrapará y solo verá cuerpos perfectos y gráciles suspendiéndose en el aire de forma etérea.
Pero lo que más me sorprendió, por inesperado, fueron un par de números cómicos excepcionales en el que un mago con una torpe, y para nada atractiva, ayudante deleitaban al público con sus desastrosos trucos y otro en el que un cantante engominado hasta la médula ha de seguir el foco de luz por todos los rincones del circo.
En fin, podría ser mucho más explícito y podría relatar número por número todo lo que se realiza bajo esa mágica carpa. Pero en ningún momento mis palabras podrían hacer justicia al que sin duda es el MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO.
Soy un tipo bastante excéptico respecto a los circos. He visto demasiadas cosas y ya poco me impresiona pero lo que puede vivir ayer no tiene parangón. Sin duda esto es ARTE, dónde las capacidades humanas, la iluminación, la vestimenta, el riessgo el maquillaje y la música confluye para dar al espectador una experiencia sin igual.
Al principio me encontraba algo frío. Imaginaba que aquel lugar iba a ser mucho más ostentoso cuando me encontré con una simple carpa azul (no demasiado grande) y un pequeño escenario central con una enorme cantidad de tubos dorados en el fondo. Pero de repente empezaron a surgir criaturas de entre esos tubos que simulaban un bosque y un ángel cayó del cielo. Es Ícaro y recorrerá los mundos del aire, la tierra, el agua y el fuego buscando sus alas. A partir de ahí los límites de flexibilidad y coordinación que pensaba que tenía el cuerpo humano se rompieron totalmente a lo largo de un espectáculo en el que no parecía que hubiese humanos en el escenario, sino criaturas con una columna vertebral hecha de cartílagos en lugar de duro hueso. Hay momentos en los que la androginia de los artistas puede hacer que el homoerotismo tenga lugar, pero da igual, por mucho que alguien pueda tener la mente cerrada, la belleza de lo que acontece le atrapará y solo verá cuerpos perfectos y gráciles suspendiéndose en el aire de forma etérea.
Pero lo que más me sorprendió, por inesperado, fueron un par de números cómicos excepcionales en el que un mago con una torpe, y para nada atractiva, ayudante deleitaban al público con sus desastrosos trucos y otro en el que un cantante engominado hasta la médula ha de seguir el foco de luz por todos los rincones del circo.
En fin, podría ser mucho más explícito y podría relatar número por número todo lo que se realiza bajo esa mágica carpa. Pero en ningún momento mis palabras podrían hacer justicia al que sin duda es el MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO.
1 comentario:
Esta entrada merece estar en Barra libre de palabras!!!
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