Fue ayer, mientras trataba de estudiar en la biblioteca de mi pueblo, cuando me fijé en las estanterías y vi que tenían la colección completa de The Spirit. Rápidamente me dispuse a coger el primer tomo –curiosamente, el libro había sido adquirido hacia un año antes y en todo ese tiempo solo había sido emprestado una vez- y lo dejé junto a mis apuntes en la mesa. Como realmente no tenía muchas ganas de estudiar, abrí mi portátil y me puse a indagar en la red en busca de algo interesante. Resulta que encontré en una página un pequeño homenaje al cine de animación con motivo del centenario de la primera proyección de Fantasmagoría (Emile Cohl 1908), considerado el primer corto animado (y que podéis ver aquí el reportaje al completo). Bien, pues mi compañero de mesa, con su mirada indiscreta y curiosa se apresuró a preguntarme -¿Qué mierda estás viendo?- le suelto que es la primera obra animada, una pieza digna de verse, aunque sea sólo por curiosidad a lo que me responde mientras mira el tomo de The Spirit -¿Para qué quieres ver y leer estas cosas con todo lo bueno que hay ahora? A mi es que todo eso me aburre-. La gente, parece que no son capaces de ver lo meritoso y lo impactante que debió ser contemplar Fantasmagoria por primera vez a principios de siglo. No se tiene en cuenta nada de eso, vivimos en el día de hoy somos “temporalmente egoístas” en ese sentido, quiero decir, que sólo nos acercamos al arte desde una perspectiva actual.
Puede que The Spirit posea un dibujo no tan detallado como los Ultimate Marvels de hoy, o que Fantasmagoría no sean más que monigotes en negativo. Pero es que en aquella época era algo totalmente novedoso. Imaginad la de grandes obras actuales que no existirían de no ser por Will Eisner o Cohl.
Me acuerdo de otro momento en mi piso de Sevilla cuando no sabíamos qué película ver y se me ocurrió poner Patton. Mi compañero se quejaba amargamente de que todas las películas antiguas eran aburridas, que nunca pasaba nada. ¿Nada? ¿En tres horas crees que no pasa nada? Ciertamente, vistas hoy, pueden hacerse algo lentas acostumbrados como estamos a la rapidez del día a día. Tenemos un ritmo de vida frenético en el que el tiempo es oro y eso hace que hasta los videos más vistos del youtube sean aquellos que tengan menor duración. Pero antes la mayoría de las películas se tomaban su tiempo en contar su historia y no había suficientes medios para recrear grandes batallas y escenas de acción. Aunque basta con acercarse sin prejuicios a un gran clásico como El Increíble hombre menguante para regocijarse en una historia impactante, que se sigue manteniendo fresca y muy entretenida. Para unos sus efectos especiales serán totalmente ridículos vistos hoy día en comparación con los fríos pixeles de ordenador, otros veremos en ellos el calor de los trucajes ópticos de antaño.
La calidad no disminuye a medida que pasa el tiempo, sólo cambia la percepción que va teniendo la gente. Es una simple cuestión de modas y gustos, debemos tratar de amoldarnos y tratar de ver más allá, no quedarnos solo con la superficie.
Lo Antiguo: Fantasmagoría de Emile Cohl.
Lo Moderno: Trailer de The Spirit de Frank Miller.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo en tus argumentos acerca del detrimento del cine clásico. Coincido en que existe una falta de adecuación al contexto increíble. Afortunadamente, aun queda gente como tú y como yo que nos sigue dando asco que nos lo den todo masticado.
Por cierto, muy bueno el video de Cohl, no lo había visto. Pura maravilla el detalle de la interdiscursividad en las manos del dibujante. Y pensar que esto se hizo en 1908...
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