martes, 9 de febrero de 2010

Invictus: emocionante espectáculo deportivo


Clint Eastwood es, indiscutiblemente, el último director clásico. Siempre podremos esperar lo mejor de él y pocas veces defrauda. Con Invictus se adentra en un nuevo terreno para él, el deportivo, y he de decir que ha salido airoso al retratar la trayectoria del equipo sudafricano de rugby durante el mundial del 95.

Sudáfrica, primera mitad de los años noventa, Nelson Mandela sale de la cárcel en la que llevaba recluido desde los años 60, se presenta a las elecciones, gana por mayoría absoluta y abole el apartheid. En éste momento crucial de la historia de Sudáfrica, se celebrará allí el mundial de rugby, evento que utilizará el presidente Mandela para acabar con las tensiones raciales del país y unir a toda la población gracias al deporte.

Antes de nada, precisar que Invictus me parece más una película sobre el rugby que sobre el apartheid. Toda la emoción y el grueso de la historia tratan sobre la superación de un equipo que no resulta ser de los mejores pero que se supera a sí mismo hasta llegar a la final del mundial. Obviamente, se puede trazar un claro paralelismo entre el equipo sudafricano y el propio país, puesto que a medida que van ganando, el país va dejando de lado sus prejuicios raciales y avanza hacia un futuro mejor. El guión la verdad es que, tal y como se puede apreciar por la sinopsis, es bien sencillo. La historia en sí es mínima y el espectador sabe en todo momento qué es lo que va a pasar, pero aún así Invictus te emociona, consigue que empatices con Mandela, con el equipo de rugby y con Sudáfrica en general.

Morgan Freeman consigue transformarse literalmente en el mandatario sudafricano, llevando a cabo una labor de mimetismo minuciosa. Cualquier gesto, su entonación (no he tenido la oportunidad de ver Invictus en V.O. pero gracias a algunos fragmentos de la película que circulan por la red he podido apreciar que su dicción es casi igual a la de Mandela), su forma de moverse y de mirar… todo ello hace que te olvides de que es el tío de Cadena Perpetua y no Nelson Mandela. A Freeman le da la réplica un notable Matt Damon que con un personaje que tampoco tiene demasiada chica en realidad consigue que el público sienta a través de él la enorme presión que hay sobre la selección de rugby por ganar ese mundial.

Qué decir de la labor de Clint Eastwood detrás de las cámaras… Él es un artesano del cine, un maestro, un clásico viviente y lo demuestra en la perfección de cada encuadre y en la suavidad de cada movimiento de cámara. Es cierto que tira de algunos clichés demasiado vistos, como la imagen del balón de rugby surcando los cielos a cámara lenta, pero también es cierto que ha conseguido transmitir en todos los encuentros deportivos la emoción de vivir un mundial (los numerosos y recurrentes planos del graderío repleto de gente que no deja de animar al equipo son excepcionales).

Invictus es un paso más en la carrera de Clint Eastwood, un director que continúa evolucionando, probando nuevos géneros. A la espera de ver su próximo trabajo, un thriller paranormal titulado Hereafter, no podemos más que decir que ojalá el que fuese el jinete sin nombre de los westerns de Leone mantuviese este rumbo.

1 comentario:

mayte dijo...

gran pelicula, una apasionante historia interpretada por uno de los mejores actores de este tiempo. no me importaría verla de nuevo, disfruté mucho. un besoo