miércoles, 12 de agosto de 2009

Resacón en Las Vegas

Ni G.I. Joes ni Transformers, Resacon en Las Vegas es el estreno del verano. Ha superado los 250 millones de dólares en la taquilla americana, cuando su presupuesto no llegaba ni a los 30, y crítica y público la alaban. Algo tendrá que tener esta película para que guste tanto pero… ¿realmente es para tanto?

Pues, la verdad, es que, teniendo en cuenta los grandes estrenos de este verano (salvando, obviamente, a Up) la respuesta es un rotundo sí. Y no es porque la película sea ahora la panacea. Simplemente es un film que consigue divertirte con una historia coherente dentro del juego que plantea y con unos personajes bien caracterizados que consiguen el cariño y comprensión del espectador.

La historia va de cuatro amigos (en realidad son tres más el cuñado del novio) que deciden irse a la ciudad del vicio a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos. A la mañana siguiente, cuando se despiertan, se encuentran con que la habitación está destrozada, hay un tigre en el cuarto de baño, un bebe en el armario, les han cambiado su coche por un coche patrulla y han perdido al novio. Tienen solo un día para descubrir qué ha pasado durante la noche y, o que es más importante, encontrar al novio y llevarlo sano y salvo a su boda.

Es curioso el camino que se ha tomado a la hora de desarrollar la historia. Cualquier otro director lo más probable es que hubiese optado por desarrollar una historia en la que la misma despedida de soltero fuera el eje central de la película y la desaparición del novio y búsqueda su clímax final. Pero no, lo bueno de esta película es que nos presenta a los personajes en esa situación que muchos hemos vivido tras una buena noche de juerga. Dolor de cabeza, desorientación y, lo que es peor, no saber a ciencia cierta lo que ocurrió la noche anterior. Por ello, la película se basa en la investigación de los protagonistas acerca de las locuras que hicieron la noche previa lo que hace que el espectador especule e imagine durante toda la película pensando en el gracioso desmadre que debe de haber ocurrido en Las Vegas la madrugada anterior.

Los personajes están perfectamente delimitados y son perfectamente extrapolables a la realidad. El novio, Doug (Justin Bartha), con cierto temor por abandonar la soltería; Phil (Bradley Cooper), el profesor casado, con hijos y atractivo que delante de sus amigos es un hipócrita que reniega del matrimonio y alaba la soltería cuando él en realidad no es así; Stu (Ed Helms), el típico calzonazos dominado por su novia y…, bueno vale, Alan (Zach Galifianakis), el cuñado es inclasificable. Todos ellos bordan sus papeles haciendo que, según el momento te puedas sentir identificado con uno o con otro.

Todd Philips consigue realizar una comedia desde el cariño hacia sus personajes antes que desde la búsqueda del mayor número de gags desmadrados. Puede que uno no esboce tantas carcajadas como con alguna que otra comedia del estilo de “fiesta desmadrada que se va de las manos”. Pero aquí simplemente se coge una situación y se la lleva al extremo, con toda coherencia dentro de lo hilarante de la situación y que hará que el espectador vea la película con una sonrisa en su cara durante el metraje y en el futuro recuerde a Phil, Stu, Alan y Doug. Eso consigue que el mayor chiste de la película tenga un efecto tronchante, provocado más que nada por el cariño y el conocimiento de los personajes, y os aviso, esto se encuentra en los créditos finales de la película.

En fin, Resacon en Las Vegas –los traductores de títulos españoles se han vuelto a lucir- es una comedia fresca. Ideal para pasar una noche veraniega en compañía de unos colegas y rememorar luego gestas similares que hayamos podido haber vivido.


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