lunes, 7 de julio de 2008

Vértigo

Ya han pasado 50 años desde que se estrenó la que, para muchos, es considerada como la mejor película de toda la filmografía de Alfred Hitchcock. De todos modos, aunque haya pasado medio siglo por ella, sus imágenes y su historia siguen hipnotizando a todo aquel que se acerque a ella.
John “Scottie” Ferguson (James Stewart) es un detective retirado del servicio tras una trágica experiencia en la que un compañero se precipitó al vacío y, desde entonces, sufre de vértigo. Un día, un antiguo compañero de universidad, Gavin Elster (Tom Herlmore) , le pide que siga a su esposa Madeleine (Kim Novak). El motivo es que Madeleine parece haber adoptado la personalidad de otra persona, concretamente la de su bisabuela, Carlotta Valdés.

Con ésta premisa, el maestro del suspense logra mantener pegado al asiento al espectador durante dos horas en las que los giros de guión se suceden de manera magistral. Con Vértigo, uno asiste no a una, sino a dos películas, cosa que comentaré más adelante. Antes de nada, decir que Vértigo es un film dramático dónde el amor de un hombre por una mujer marcada por la muerte se convierte en un sentimiento que no da lugar al sarcasmo ni al distanciamiento tan comunes en la filmografía de Hitchcock.

Los orígenes de Vértigo se remontan hacia 1953, año en que los escritores franceses Pierre Boileau y Thomas Narcejac escriben De entre los muertos. Hitchcock se fijó rápidamente en aquella historia que modificó de numerosas formas en su traslado a celuloide. De hecho, la novela transcurría durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que Vértigo transcurre en la actualidad (bueno, en los actuales, por aquel entonces, años 50). Así, los traumas psicológicos que le producían al protagonista de De entre los muertos: la novela eran producidos por la propia guerra mientras que James Stewart se traumatizaba por la caída al vacío desde lo alto de un edificio de un compañero suyo.

Volviendo a la película en sí, Hitchcok quería dar con ella una buena “sacudida mental” a los espectadores por lo que consideró que, al igual que haría un par de años después con Psicosis, la película debería cambiar radicalmente de forma hacia la mitad del metraje. Por lo tanto, Vértigo se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. En la primera de ellas se cuenta el proceso de seguimiento por parte de Scottie hacia Madeleine y como éste se convence de que en realidad está poseída. Madeleine tiene instintos suicidas y se arroja al agua desde la bahía de San Francisco, pero Scottie está allí para rescatarla. A partir de ese momento comenzará a forjarse una atracción mutua a espaldas Gavin Ester, esposo de Madeleine y amigo de Scottie. Pero el amor que surge entre ellos, se ve radicalmente finiquitado cuando de repente Madeleine se arroja desde lo alto de un campanario sin que Scottie lo haya podido impedir, debido a su vértigo.

Hasta ahí la primera parte del film, la segunda mitad comienza con un arrepentido y culpable James Stewart que, tras haber sido absuelto en el juicio, vaga por las calles y se fija en una chica tremendamente parecida a Madeleine. La sigue hasta su apartamento y la convence para que cene con él, ella es Judy Barton. En realidad Judy es Madeleine, que formó parte de un complot para que Gavin Elster pudiese matar a su verdadera esposa (Madeleine no lo era) y, como sabía que Scottie padece de vértigo y no podría salvarla, contar así con un testigo del suicidio. Hitchcock decide dar esta información al espectador mucho antes de que un obsesionado James Stewart lo averigue. Consigue transformar poco a poco a Judy en Madeleine, trayéndola de entre los muertos y llevándola al mismo campanario dónde se “suicidó”. Una vez en lo alto, y tras haber superado su vértigo, Judy/Madeleine le cuenta todo a Scottie, pero cuando una monja los descubre, ésta se lanza al vacío. La historia se repite.

El dúo protagonista compone unas actuaciones con una exquisita y magnética química entre ellos. El atormentado Scottie Ferguson que compone James Stewart consigue transmitir al espectador todas las patologías que se le achacan al personaje si uno está atento -y que detallaré a continuación-. Un hombre obsesivo, que no descansa siguiendo a Madeleine ni transformando a Judy. Por otra parte, la rubísima Kim Novak realiza la sutil interpretación triple- si, triple- de Carlotta Valdés, Madeleine Elster y Judy Barton. Consigue que todo aquel que visione la película vea claramente a una chica con trastornos de personalidad-aunque sean fingidos- y unas personalidades bien diferenciadas sin dejar de tener puntos en común. Con muchos sentimientos guardados dentro de sí misma y que bullen dentro de sí misma por salir a flote. Dicen que la primera opción para el papel que finalmente realizó Kim Novak fue Vera Miles (Psicosis, Centauros del Desierto)que por razones personales no pudo aceptar el trabajo, cosa que contrarió a Hitchcock y provocó que no acogiese bien, al principio, el hecho de que Kim Novak fuese finalmente la protagonista.

La música de Bernard Herrman, habitual en los films de Hitchock, contribuye a ensalzar la sensación de paranoia que hay en todo el film, siendo especialmente reseñable el momento en el que James Stewart tiene una onírica pesadilla tras la muerte de Madeleine. Momento que fue diseñado por el gran Saul Bass, conocido por sus geniales títulos de crédito y animaciones. Para esta ocasión, Bass diseñó unos créditos con multitud de espirales que subrayaban la sensación de mareo y vértigo que requiere la película.

Volviendo al personaje protagonista, padece vértigo, una patología que no solo se reduce al miedo a las alturas sino que, en este caso, representa la sensación de remolino que proporcionan los acontecimientos en espiral que se suceden en la película. Pero no es sólo eso de lo que padece el pobre Scottie Ferguson, ya en la novela original, se le describía como una persona impotente sexualmente, por lo que no ha mantenido relaciones sexuales a pesar de su edad. Pero Hitchcock decide no exponer esta carácteristica de manera literal en su película, por el contrario se vale de una serie de simbolos bastante visibles para dar a entender la impotencia del personaje de James Stewart. El primero de ellos sería cuando está conversando con su secretaria y señalando con un bastón que coloca entre sus piernas hacia un sujetador, pregunta que qué es. Lógicamente, el baston representaría el pene de James Stewart-todos hemos hecho esa tontería alguna vez- con el que juega al no saber qué hacer con una mujer que lo desea. En esa misma escena, Scottie trata de sobreponerse a su vértigo subiendo una escalera, pero cae en los brazos de su insatisfecha secretaria a la que considera como una madre o hermana mayor antes que como a una potencial amante. Otro símbolo fálico que se aprecia notablemente en el film es la visión de la torre Coït-que casualidad de nombre- desde la ventana del piso de Scottie, subrayando su falta de vigor sexual. De hecho, cuando Madeleine le dice que recordó su casa gracias a la torre, Scottie responde >. Pero en una escena se sugiere que el protagonista ha mantenido relaciones sexuales, en una escena al borde de la playa, las olas golpean fuertemente contra las rocas, sugiriendo que Scottie y Madeleine se acostaron juntos. Pero para aquel entonces, Scottie creía que Madeleine era una reencarnación de Carlotta Valdés, muerta hace ya tiempo. Por lo que surge aquí el tema de la necrofilia, el protagonista no es capaz de mantener relaciones sexuales con una mujer de carne y sangre hasta que, más tarde, consigue transformar a Judy en Madeleine. Se enamora de su propia obra, al igual que Pigmalión.
En su estreno, Vértigo no causó la expectación esperada. El público del momento no estaba aún preparado para poder absorver todo lo que Vértigo tenía que ofrecerles, era demasiado vanguardista para la época. Por lo que ha habido que esperar unos años para que el film sea considerado como la obra maestra que és. Algunos la defienden como la mejor película de Hitchcock, otro prefieren Psicosis, Rebeca, La Ventana Indiscreta o Con la Muerte en los Talones pero es Vértigo la que es considerada unanimente desde 1984 como una de las obras maestras absolutas de la historia del cine.


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